Sin temor a equivocarme me atrevo a afirmar que la mayoría de los problemas que
experimenta la sociedad moderna, para alcanzar mayores niveles de desarrollo,
están directamente relacionados con la mediocridad que se ha entronado como
patrón de conducta, casi generalizada.
La comodidad y conformismo han atrapado a mucha gente y les limita en todo
sentido, la ley del mínimo esfuerzo, la procrastinación y el sacar lo más que se
pueda de los demás, sin dar nada o lo mínimo a cambio, son una tragedia.
Dado lo anterior vemos con mucha preocupación a una sociedad volcada a la
satisfacción de todos los placeres, tolerante de lo malo y enemiga de lo bueno,
que nos ha llevado al caos, la destrucción y la muerte, sin que se vea un cambio
de mentalidad capaz de conducirnos por senderos de progreso y bienestar.
Dios es el señor de la excelencia, su extraordinaria y admirable creación es un
reflejo de esta, la naturaleza multiforme, y su gran variedad de especies
interrelacionadas de manera perfecta, nos invita a la búsqueda de la excelencia.
Como creyentes debemos representar a nuestro Dios somo sus embajadores y
por tanto valorar lo que él recomienda, honrándolo y glorificándolo, actuando con
excelencia en todo para superarnos como seres humanos.
Recordemos que el Señor aborrece la mediocridad y aprecia la excelencia, por
eso su Palabra declara: “En cuanto a lo demás, hermanos, todo lo que es
verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo
que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo que merece alabanza, en
esto piensen” Filipenses 4:8
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Dr. Ricardo Velásquez
Serie de libros escritos por el Dr. Ricardo Velásquez con Maestría en Administración de Empresas de INCAE y Doctorado en Administración. Graduado en Teología del Instituto Bíblico de las Asambleas de Dios de El Salvador.