La gratitud, poderosa para abrir puertas

Nos hemos encontrado en alguna ocasión en una circunstancia cuando habiendo realizado un gran esfuerzo para ayudar a alguien con mucha necesidad y después de haber recibido la ayuda y resuelto su problema no regresa para agradecernos, y aún peor nos retira su amistad, pues bien, eso no solo nos pasa a nosotros, sino que ante el Señor son pocos los que le agradecen sus bendiciones, tal como lo muestra el pasaje bíblico cuando Jesucristo sana a diez leprosos y tan solo uno regreso para darle gracias, (Lucas 17:11-19).

Pero viendo el otro lado de la moneda, como nos resulta de agradable cuando una persona es agradecida, y aunque nuestras buenas acciones no tengan la intención de recibir recompensa alguna, de cierto que la tienen, ya que la gratitud abre puertas.

Cuando pienso en esto no dejo de sentirme cuestionado por las muchas bendiciones que en mi vida he recibido y no he podido ser suficientemente agradecido, ni con las personas que me han favorecido, ni con el Señor que me ha dado más de lo que merezco y más de lo que necesito, pero sobre todo la gracia de la salvación por misericordia, sin mérito personal alguno, solamente por la fe en Jesucristo.

La Palabra de Dios nos manda a dar gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios, (1 Tesalonicenses 5:18) y cuando hacemos la voluntad de Dios tenemos el derecho que nos brinda de pedirle lo que necesitamos y es el quien se ha comprometido a dar respuesta, así lo declara su Palabra, (1 Juan 5:14-17).

Dios honra a quienes le honran, y le honran quienes tienen gratitud en sus corazones, por tanto, eliminemos la queja de nuestros corazones y practiquemos la gratitud con todos y por todo, y será Dios quien se encargará de abrir las puertas y oportunidades que necesitamos.

Más vale una onza de fe y de gratitud que una tonelada de esfuerzo humano, ya que no hay nada imposible para Dios para dar respuesta a nuestras necesidades cuando le sabemos agradecer no por lo que nos falta sino por lo que ya tenemos.