No te rindas, sigue avanzando

Cuando enfrentamos obstáculos en nuestro camino debemos apartarlos para seguir la ruta que nos hemos fijado. Decirlo es más fácil que realizarlo, cuando esos obstáculos son barreras enormes y casi insalvables. No obstante, debemos realizar todo el esfuerzo posible y dejar lo imposible al Señor quien es reconocido como el Todopoderoso, para quien no hay imposibles, ni cosa difícil que no pueda resolver.

En la vida se nos presenta más de una ocasión en la que somos golpeados por problemas y diferentes tipos de adversidades que nos hacen tambalear y nos desaniman, nos estresan y nos hacen dudar de la factibilidad de alcanzar nuestros sueños. En esos momentos pensamos que el mundo se nos viene encima, pero es ahí cuando debemos echar mano a los recursos de la fe, a expresar confianza en Dios, declarando las cosas que no son como si fueran.

La fortaleza para volver la crisis en oportunidad la da el Señor a través de su Palabra y de su Espíritu Santo, el Consolador cuya misión es estar con nosotros siempre, para guiarnos y apoyarnos.

Estos consejos cuando pasamos tiempos de prueba y sufrimiento nos parecen dados como para personas que han alcanzado un nivel de fe extraordinario. Por lo tanto, tendemos a excluirnos de la posibilidad de tomarlos y hacerlos realidad para nuestra victoria, más sin embargo debemos entender que todos hemos recibido una medida de fe suficiente para mover montes, para callar tempestades y para ver la gloria de Dios, por lo tanto; no te rindas, sigue avanzando, aunque sea despacio, pero piensa en lo maravilloso que será alcanzar tu meta, cumplir tu sueño y salir del pozo de la desesperación.

Tómate de la mano de Dios y confía que cuando el afirma algo lo cumple, por ello te recomiendo meditar en su Palabra cuando dice: “Deléitate en el Señor y él te concederá los anhelos de tu corazón. Encomienda al Señor tú camino; confía en él y él hará.” Salmo 37: 4-5