No temas; cree solamente

Uno de los factores que causa mayor daño a nuestras vidas es el enemigo llamado temor, si pensamos en las oportunidades perdidas por causa del temor hemos de reconsiderar nuestra actitud hacia el futuro para no repetir los mismos errores del pasado.

Algunas personas no se atreven a salir de la “cueva”, es decir, de la condición en la que se encuentran refugiados o acomodados en una vida sin mayores retos, sin sueños, y sin anhelos de triunfar, todo ello a causa de ese enemigo.

Hay una gama de temores que nos impiden gozar a plenitud la vida, como el temor a perder los bienes, el empleo, el matrimonio, la familia o aun la vida, existe el temor a la altura, a viajar en avión o subirse en un ascensor, etc.

Pero el mayor temor es el de vivir pensando siempre en el fracaso, sintiéndonos incapaces de enfrentar los retos, superar las crisis o derrotar a los gigantes que amenazan nuestra existencia, llámense estos; deudas, enfermedades, problemas familiares o de cualquier otro tipo.

La pregunta clave es: ¿cómo eliminamos los temores de nuestra vida? Renovando nuestra forma de pensar por medio de la Palabra de Dios, declarando positivamente las promesas que ella nos brinda y lo que esperamos recibir dando gracias a Dios como si ya lo tuviéramos, eliminando todo pensamiento negativo y destructivo así como toda palabra que exprese duda o fracaso y sobre todo recordando que Dios está con nosotros y aun la muerte está bajo su control, por eso Cristo le dijo a Jairo antes de resucitar a su hija cuando le avisaron que la niña había fallecido: “No temas; cree solamente” Lucas 8:50